viernes, 15 de junio de 2012

Intocable





Intocable, esa película que nadie para de hablar de ella. He sido una de los tantas que me he visto obligada y arrastrada para ir a verla por el boca a boca de la gente de mi alrededor, e indudablemente he sido también de las tantas que he caído en su adorable magnetismo. La premisa, que suena a drama, no resulta más que hilarante sacando una rica excentricidad de la propia historia.
Una película mueve conciencias, y desde luego este film galo, también lo hace. Esta historia de superación irremediablemente te hace sacar una gran sonrisa acompañada de algunas lágrimas de verdadera satisfacción y emoción. El delicioso guión de Olivier Nakache y Eric Toledano te atrapa desde el primer minuto evocando un realismo puro contando una historia basada en hechos reales.
La clave de la película es el asombroso diálogo entre los dos personajes, con un inconfundible humor negro que no te permite caer en la compasión, pero sí en la fácil carcajada. La puesta en escena es acompañada de una exquisita e inmemorable banda sonora que magnifica el placer de contemplarla. Resulta gratificante ver en escena la gran complicidad y química entre los dos protagonistas, que saben transmitir de manera excelente la personalidad de sus personajes. Adentrándonos en su psicología, nos encontramos con Philippe, un aristócrata que se ha quedado parapléjico a causa de un accidente de parapente. Por su parte, Driss es un hombre que no tiene nada en la vida, sólo problemas económicos y sociales. Sin embargo se trata de dos personas marginadas en sus propios ambientes.
Ambos carecen del cariño de sus allegados, perdidos, sin un rumbo fijo a seguir en la vida. Se trata de una relación de dar y recibir, de tener ganas de existir, de aprender, de crecer personalmente en medio de un mundo hostil y lleno de obstáculos. Su final es apoteósico. Gracias a los conocimientos intelectuales de Philippe hacia Driss, éste se encamina hacia un nuevo rumbo de su vida, estabilidad emocional, y a su vez, económica, y sobre todo alcanzar una familia. Pero realmente quien gana en esta historia es Phillipe, quién vuelve a renacer. La relación de los dos protagonistas es una onda expansiva que se propaga entre los personajes de su entorno, alcanzando también la felicidad.
Una verdadera lección de vida que no dejará a nadie indiferente y capaz de hacer replantearte muchas de las banalidades de la vida, las cuales no llenarán siempre nuestras necesidades más innatas como ser humanos: el cariño, el afecto, el amor. 


Si aún no la has visto, no sé a qué esperas!!!!

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